Brasil, Rusia, India y China (BRIC):una realidad Geopolítica singular
Autor/es
Argumosa Pila, Jesús; Calduch Cervera, Rafael; Fuente Cobo, Ignacio; Delage Carretero, FernandoFecha
2011-03Tipo de documento
bookÁrea/s de conocimiento
Ciencias de la ComunicaciónCiencias Económicas y Empresariales
Ciencias Sociales, Políticas y del Comportamiento
Derecho y Jurisprudencia
Materia/s Unesco
5310.05 Política Económica Internacional5310 Economía Internacional
5906 Sociología Política
Resumen
El pasado 15 de abril, ha tenido lugar en Brasilia, la II Cumbre entre
los países Brasil, Rusia, India y China (BRIC). La I Cumbre se celebró, el
16 de junio de 2009, en la ciudad de Ekaterimburgo (Rusia) y la III Cumbre
se hará en China. El término BRIC fue acuñado por el economista Jim
O’Neill de Golmand Suchs, en el año 2001, refiriéndose a las cuatro economías
emergentes mencionadas. Junto al presidente brasileño, Luiz Inácio
Lula da Silva, como anfitrión, estuvieron también el presidente chino Hu
Jintao, el presidente ruso, Dimitri Medvédev, y el primer ministro indio,
Manmohan Singh.
Estos cuatro países tienen en común una gran población –Rusia y Brasil,
más de 140 millones de habitantes, China e India, por encima de los
1.100 millones–, un enorme territorio –que les proporciona dimensiones
estratégicas continentales– junto a una gran cantidad de recursos. En concreto,
conforman el 42% de la población del mundo, el 15% del Producto
Interior Bruto (PIB) global y el 12,8% del volumen comercial planetario.
Como hicieron en el año 2009 –con la excepción de Rusia–, sus economías
crecerán este año a tasas superiores a los países de la Organización para
la Cooperación y Desarrollo en Europa (OCDE). Desde el año 2003 están
generando el 65% del crecimiento global y disponen de cuantiosas reservas
en dólares que suponen el 40% de las reservas totales de las divisas
mundiales.
Todos los rincones del mundo se verán impactados por este auge:
Asia, América Latina e incluso África. La irrupción de los países BRIC en
el continente negro, en la primera década del siglo XXI, ha supuesto un
cambio fundamental y ha reactivado el interés, hasta ahora adormecido,
de los países de la OCDE, por el mismo. China, India y Brasil se han
convertido en el segundo, sexto y décimo socio comercial del continente,
respectivamente. Los intercambios comerciales entre los BRIC y África pasaron de unos 22.000 millones de dólares en el año 2000 a 166.000
millones en 2008, ya las estimaciones para el año 2009 apuntan hacia un
nuevo récord1.
Algunos rasgos iniciales del posible bloque económico que pueden formar
los países BRIC se sustentan en que China e India serán los grandes
proveedores mundiales de tecnología y servicios. En el otro lado, Brasil
ocupará una posición de liderazgo en biodiversidad, mineral de hierro,
etanol y alimentos mientras que Rusia lo hará en industria de armamento
y como proveedor de petróleo y gas natural.
Es verdad que las cuatro naciones tienen unas características de desarrollo
económico muy diferentes, por lo que pueden complementarse
las unas a las otras en terrenos tales como las finanzas, la energía, los
servicios, la tecnología, la agricultura, la protección medioambiental y la
seguridad alimentaria, así como en las negociaciones multilaterales de comercio
en el marco de la Organización Mundial del Comercio.
Pero también es cierto que aún existen diferencias importantes no fáciles
de solucionar. Con independencia de la indiferencia de Rusia y China
hacia los derechos humanos y la democracia, India y China favorecen el
proteccionismo agrícola mientras que Rusia y Brasil están en contra. Asimismo,
si China e India tienen gran cantidad de poblaciones empobrecidas,
la población de Rusia está disminuyendo de forma alarmante. Los países BRIC tienen un enorme potencial pero, al mismo tiempo, un
gran desafío, ya que deben promover políticas sociales y políticas de desarrollo
económico para consolidar su crecimiento a largo plazo. El hecho
de que los cuatro países hayan contribuido con el Fondo Monetario Internacional
y el Banco Mundial para reducir los efectos de la crisis es una
muestra del cambio político y económico que están sufriendo.
Entre los temas que han estado en la agenda de la II Cumbre del Grupo,
destacan la crisis económica mundial, la reforma de la Organización de
Naciones Unidas, un nuevo enfoque del comercio mundial, la búsqueda
de una moneda alternativa al dólar como moneda de referencia en el comercio
internacional o reglas más transparentes y cambios en las instituciones
financieras internacionales, con vistas a dar mayor voz a los países
emergentes. La lucha contra el calentamiento global y la posición de cada
país en el tema nuclear, incluido el contencioso iraní, también han sido
puestas sobre la mesa en este encuentro. De estas iniciativas, una de las más polémicas que se discuten actualmente
en ese foro es la posibilidad de que los Gobiernos de Brasil, Rusia,
India y China lleguen a un acuerdo para utilizar sus propias monedas en
su intercambio comercial –de hecho, ya lo están haciendo Brasil y China–
a fin de abandonar progresivamente el uso del dólar como moneda
de referencia. Ya en la I Cumbre BRIC, se terminó con una declaración
reclamando:
«Un sistema de divisas estable, predecible y más diversificado.»
Según el Grupo, los países integrantes del BRIC pueden coordinar
aquellas de sus posturas que son más cercanas para hacerlas valer en el
ámbito financiero internacional. Para ellos, el área financiera es uno de
los principales campos de actuación del Grupo. Sin duda, esta reunión
consolida un cambio importante en un mundo en el que la configuración
internacional del poder se está transformando fuertemente.
En Brasilia, los países BRIC pidieron un nuevo orden mundial, más justo
y democrático, y condenaron de forma tajante el terrorismo en todas sus
formas. Se han propuesto intensificar el comercio entre sus miembros, que
el año pasado llegó a los 57.000 millones de dólares, promover un fuerte
crecimiento de la economía mundial así como proteger a sus monedas de
los especuladores. Aunque los países BRIC manifiestan que no tienen como objetivo crear
antagonismo con otros grupos, sino consolidar un foro de coordinación e
intercambio de ideas entre cuatro países que:
«No han tenido el espacio adecuado para transmitir sus propuestas
y posturas.»
No parece un buen síntoma, inicialmente, dejar a las otras tres grandes
potencias fuera del Grupo puesto que se corre el riesgo de volver a la
política de «ejes» de la primera mitad del pasado siglo XX, de tan tristes
recuerdos.