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dc.contributor.authorCarrascal-Domínguez, S.
dc.date.accessioned2017-09-20T15:21:10Z
dc.date.available2017-09-20T15:21:10Z
dc.date.issued2016
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/20.500.12020/472
dc.description.abstractEn el siglo XXI se ha generalizado la convicción de que es necesario mejorar la calidad de la educación, y que ese derecho debe llegar a todos y todas sin exclusiones, apostando por instituciones inclusivas y ecológicas. Es evidente que, cuando la inclusión se realiza de forma adecuada y con los requisitos necesarios, tiene una influencia global en la calidad de la institución educativa y, en consecuencia, en la sociedad en la que se ejecuta. Sin embargo, resulta preciso considerar que la práctica de una escuela transformadora e inclusiva encuentra fuertes barreras que la convierten, en muchos casos, en inviable. Por ello, resulta imprescindible que se disponga de políticos, legisladores, educadores e intelectuales solidarios, competentes y éticos. Es fundamental que se establezcan canales de comunicación adecuados para que, a través de una comunicación horizontal y crítica, se eliminen las jerarquías superfluas de los sistemas educativos y sociales. En las escuelas existen desigualdades escolares, difíciles de legitimar por el origen social o nacimiento. Los diferentes poderes públicos educativos han encontrado la solución en la igualdad meritocrática de oportunidades, que es aceptada por la comunidad, ya que las desigualdades únicamente se van a producir por los méritos de los actores. Asímismo, nos encontramos con una meritocracia que tiende a reproducir la estratificación existente, ya que los resultados encontrados nos llevan a que el alumnado mejor situado social, económica y culturalmente es el que mejores resultados obtiene. Todo ello da lugar a que se difuminen las desigualdades sociales al aceptar las desigualdades de éxito. Estamos pues ante un “éxito”, en el que, si lo miramos con esos parámetros, sigue perdiendo el mismo alumnado al partir con desventaja. Nos encontramos ante un árbitro que no es imparcial, ya que tienen unos padres que no dominan las reglas del juego escolar. Postura que entronca con la teoría de la reproducción, la cual indica que las instituciones escolares favorecen a aquellos que tienen capital cultural, las Escuelas reproducen las desigualdades sociales al reforzar el “habitus” familiar, utilizando un lenguaje difícil de entender. La diversidad es la bella expresión de la creatividad, de la humanidad, constituyendo un fenómeno global, circunstancial y presente. Es por lo que encontramos diferencias físicas, biológicas, genotípicas, sociales e intergrupales. Pero, la mayor diferencia manifestada en los diferentes discursos, es la forma de percibir la realidad.es
dc.language.isoeses
dc.publisherEdiciones de la Universidad de Castilla-La Mancha.es
dc.rightsAttribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 Internacional*
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/*
dc.titleEducación y ciudadanía e interculturalidad. Claves para el aprendizaje y liderazgo en contextos educativoses
dc.typearticlees
dc.journal.titleUna mirada internacional sobre la educación inclusiva. Propuestas de intervención y renovación pedagógica.es
dc.page.initial622es
dc.page.final633es
dc.rights.accessRightsopenAccesses
dc.subject.areaCiencias de la Educaciónes


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