Depresión tardía: ¿Factor de riesgo o síntoma prodrómico de la demencia
Fecha
2012Tipo de documento
articleÁrea/s de conocimiento
PsicologíaMateria/s Unesco
61 PsicologíaResumen
La depresión tardía se presenta en
personas de edad avanzada y, aunque no
es una condición normal del
envejecimiento, su prevalencia oscila entre
el 4 y 30% en personas que viven
independientemente y en personas que
viven en residencias para ancianos o están
hospitalizadas, respectivamente. Una de las
características de la depresión tardía es
una alteración en el procesamiento
emocional, mayor presencia de síntomas
somáticos, frecuentes quejas o déficits
cognitivos y alteraciones
anatomofuncionales, por lo cual se le ha
considerado un factor de riesgo para el
desarrollo de una demencia. En años
recientes se ha planteado la hipótesis de
que la depresión, más que ser un factor
etiológico, sea un síntoma prodrómico de la
demencia, en especial, de la Enfermedad
de Alzheimer y la demencia vascular. Los
objetivos de este artículo son revisar
algunas evidencias de los estudios
epidemiológicos sobre la asociación entre la
depresión y la demencia, así como describir
alteraciones, tanto fisiopatológicas como
neuropsicológicas, de la depresión tardía
que pueden aportar datos acerca de si la
depresión tardía es un factor de riesgo o un
síntoma prodrómico de la demencia. La
evidencia señala que las enfermedades
cerebrovasculares podrían ser un factor de
riesgo para el desarrollo de la depresión
tardía, observándose lesiones en la
sustancia blanca cortico-subcortical que
incluyen las regiones prefrontales y sus
conexiones con el cuerpo estriado, además
de una reducción importante en el volumen
del hipocampo, las cuales subyacen a las
alteraciones en la velocidad del
procesamiento, las funciones ejecutivas y la
memoria episódica que se muestran en la
depresión, y que suelen ser más severas cuando el primer episodio depresivo mayor
se presenta a partir de los 60 años. Sin
embargo, estos hallazgos, más que dar una
explicación de la relación temporal entre la
depresión tardía y la aparición de la
demencia, sólo parecen explicar el origen
de los déficits cognitivos. La evidencia
epidemiológica, aunque existe una falta de
consenso, indica, por una parte, que la
historia de depresión y la edad son dos
factores importantes para la aparición de la
demencia y, por otra parte, parece ser que
el intervalo entre el inicio de la depresión y
el diagnóstico de demencia juegan un papel
muy importante para considerar que la
depresión es un síntoma temprano de la
demencia.